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De todas aquellas personas que conozco que han leído los libros de la trilogía de Grey, o al menos uno de ellos, es factor común decir "son malos pero enganchan"..., de hecho yo he hecho ese comentario en más de una ocasión, y la verdad que, si, mientras los leía consideraba que eran malos, pero me leí la trilogía del tirón y he de decir que me entretuvo muchísimo.
No soy experta literaria y me permito el lujo de decir que unos libros que han hecho que mi cabeza no pensara en otra cosa mientras los leía, son malos.
Pues esto que puede resultar una tontería me ha hecho reflexionar sobre el poco valor que damos a las cosas que nos hacen pasar buenos momentos, o al menos olvidar los malos.
Por naturaleza parece que el ser humano siempre tiene que añadir una crítica a todo aquello con lo que disfruta. ¿Por qué no dejamos que las cosas sean lo que nos hacen sentir? Si hemos sonreído, olvidado el mal día, fantaseado con estos libros, ¿no podemos decir simplemente que ese es el efecto que producen? No, tenemos que decir que son malos, que no tienen ninguna calidad literaria y esperar en silencio hasta que salga el cuarto ( o estrenen la película, la cual ninguna iremos al cine a verla, pero todas la veremos ).
No sé vosotros, pero cada vez intento ser más consecuente en la vida, y por ello, un compromiso para esta nueva etapa de mi vida, es intentar disfrutar más y juzgar menos.